La Altagracia (Rep. Dominicana).- La inteligencia artificial no vino a reemplazar al médico, sino a potenciarlo por lo que el único paso que falta es que el profesional de la salud tenga la curiosidad de explorar estas herramientas y comprobar cómo se complementan con su criterio clínico.
En este planteamiento centro su participación Engers Fernández, especialista en ingeniería de infraestructuras tecnológicas para la innovación, durante su participación en el Simposio Nacional de Enfermedades Crónicas No Transmisibles 2025.
El expositor llamó a la comunidad médica dominicana a familiarizarse con esta herramienta que se puede utilizar como apoyo en diagnósticos, análisis de datos, predicciones clínicas y gestión eficiente de pacientes.
“El médico que se forma y se adapta no será sustituido, será aumentado. La IA no puede ni debe reemplazar el juicio clínico ni la empatía. Debe ser una extensión de nuestras capacidades, no su reemplazo”.
El llamado del especialista es directo: “El médico debe ponerse al día. No podemos quedarnos como espectadores. La IA no es ciencia ficción, es parte de la medicina de precisión hacia la que avanzamos, y el profesional de la salud debe ser protagonista en ese proceso”.
Según el especialista, República Dominicana ya cuenta con la infraestructura para dar este salto porque más del 86 % de la población tiene un celular en la mano y más del 75 % tiene acceso a internet.
“Es un dispositivo que todos tenemos es un millón de veces más poderosa que las computadoras que usábamos en los años 90. No se trata de futuro: la herramienta ya está en nuestras manos”, manifestó Fernández.
Destacó que el uso responsable de la inteligencia artificial puede revolucionar el acceso a la salud y presentó el caso de China, país que cuenta con hospitales completamente gestionados con esta herramienta, donde reciben atención hasta 3,000 pacientes diarios de 14 agentes digitales y dos supervisores humanos.
No vino a reemplazar al médico
Expresó que en la República Dominicana la Inteligencia Artificial no solo ayudaría a descongestionar centros médicos, sino también a devolverle tiempo al médico, que podría enfocarse en los casos más complejos y humanos.
“La inteligencia artificial puede asumir tareas repetitivas y administrativas, permitiendo al médico ser más presente, más empático y más eficaz con cada paciente”, explicó.
Advirtió sobre tres riesgos clave si los médicos no se involucran activamente: la dependencia excesiva que podría debilitar la capacidad analítica del profesional; el uso autónomo de estas herramientas por parte de los pacientes sin supervisión; y la amenaza de que, en ausencia del criterio humano, la IA pueda parecer suficiente por sí sola.
“El médico debe convertirse en el guardián de estas herramientas, entender en qué parte representan una ventaja y en qué parte pueden ser un riesgo. Solo así se asegurará que estas innovaciones se usen de forma ética y segura”, dijo.