Redacción (Agencias).- Desde siempre, chismear está mal visto en casi todas las culturas e inclusive lo castigan en distintas religiones.
Sin embargo, los científicos buscan demostrar que el chisme puede cumplir funciones positivas en la sociedad.
Según un estudio publicado en la revista Nature Communications, cuando alguien ve a otro violar una norma, puede responder de tres maneras diferentes: enfrentar directamente al infractor por su falta, evitar a esa persona en el futuro o contarles a otros sobre el mal comportamiento del transgresor.
Esta última respuesta, la cual es básicamente chismear, puede ofrecernos ventajas únicas.
Los autores realizaron un experimento en el que enviaron mensajes de texto a más de 300 voluntarios cuatro veces al día por un periodo de diez días para preguntarles si habían compartido información con otras personas o si habían recibido información sobre alguien en particular por parte de otros.
Los participantes reportaron más de 5.000 rumores en total durante la prueba, de los cuales, un 15 % eran sobre infracciones a normas sociales, como tirar basura en la calle o hacer comentarios fuera de lugar.
Casi todas las culturas
Los receptores declararon que tal información negativa los hacía querer ayudar menos a tales personas e inclusive evitarlas.
Además, los investigadores notaron que las personas solían compartir chismes con aquellos a los que consideraban más cercanos, fortaleciendo los lazos de confianza entre ellos.
Asimismo, concluyeron que aquellos que cotillean pueden aclarar sus ideas sobre si la violación de ciertas normas es importante o no y cuál sería la respuesta adecuada, estableciendo así un código ético no escrito.
Un artículo sobre la evolución de la cooperación reveló que cuando la gente sabe que sus acciones las juzgarán otros, actúan de manera más adecuada, buscando en la mayoría de las veces validación social.
Por otro lado, los científicos detrás de la publicación notaron que las personas son más propensas a compartir información sobre otros cuando las acciones de estos pueden llegar a afectar al interlocutor, demostrado de tal modo que el chisme es capaz de ayudar a mantener la cooperación en grupos de personas.
Terence Dores Cruz, investigador de la Universidad de Ámsterdam, explicó que los chismes pueden tener tanto funciones cooperativas como competitivas.
Casi todas las culturas
Esto significa que las personas generan una especie de cooperación al compartir información para saber cómo comportarse y en quién confiar.
Tal mecanismo proporciona un mejor entendimiento sobre con quién es mejor trabajar y a quién evitar.
La función competitiva hace que la información difundida por el chismoso le beneficie solamente a él, manipulando así su éxito social.
Puesto que se trata de una parte fundamental de las interacciones sociales, comprender cómo funciona el chisme nos podría brindar grandes beneficios.
«Una mejor comprensión de las funciones del chisme puede ayudar a comprender su potencial para la cooperación y reducir el daño del chisme dirigido a la competencia», concluyó Dores Cruz.
Por RT