Redacción (Agencias).- El horror extremo volvió a azotar este mes Puerto Príncipe, la capital de Haití, con una matanza que terminó con la vida de 180 personas en Cité Soleil, la mayor comuna de chabolas del país, asfixiada por el crimen organizado que desde hace años es amo y señor del territorio.
Monel Felix, también conocido como ‘Micanord Altes’ y líder de una banda criminal, ordenó la masacre después de que un sacerdote vudú, al que que pidió consejo sobre la enfermedad de su hijo, acusara a unos ancianos de la zona de dañar mediante brujería al niño, que falleció.
La ira de Felix desató un baño de sangre en el barrio Wharf Jérémie, en Cité Soleil, y dejó una nueva página de horror en la ya larga historia de violencia que azota a Haití.
El asesinato masivo en Wharf Jérémie tuvo lugar solo dos meses después de otra matanza llevada a cabo por la banda ‘Gran Grif’ (Grandes Garras), considerada la más grande y poderosa del departamento de Artibonito.
Liderada por Luckson Elan, sancionado por la ONU por su participación en graves violaciones de derechos humanos, esa masacre dejó un saldo de 115 muertos en Pont Sondé, aproximadamente 100 kilómetros de la capital.
Esa misma banda, responsable de numerosos actos de violencia, asesinó la semana pasada a 20 personas mientras dormían en su casa la región de Artibonite, en la comuna Petite Rivière.
Según datos de la ONU, este último año la violencia pandillera ha dejado 5.000 muertos, en un país con poco más de 11,5 millones de habitantes.
La crisis humanitaria también es alarmante, con decenas de miles de desplazados forzados a huir de sus hogares.
Amo y señor del territorio haitiano
Según la organización Global Center Responsibility to Protect, la poderosa coalición de bandas ‘Viv Ansanm (Vivir Juntos)’, y a la que pertenece el grupo de ‘Micanord Altes’, lanzó desde finales de febrero ataques coordinados en toda la capital con el objetivo de expandir su territorio.
La coalición se formó en 2023, tras un pacto entre el exoficial de policía Jimmy Chérizier, alias ‘Barbecue’, jefe de la federación de pandillas G-9 y Familia y Aliados, y la pandilla de G-Pep, con el objetivo de derrocar al gobierno del entonces primer ministro, Ariel Henry, quien finalmente renunció desde el exilio el pasado mes de marzo. También figuran las bandas Terre Noir y Kokorat San Ras.
A ‘Barbecue’ se le conoce por su brutalidad extrema y se le acusa de orquestar numerosas masacres en barrios pobres de Puerto Príncipe, como parte de su lucha por el control territorial y político.
Además, ‘Viv Ansanm’ está involucrada en múltiples ataques a comunidades, lo que llevaron a un desplazamiento masivo de personas, se calcula que más de 700.000.
Pero además de la esta coalición hay otras bandas que contribuyen a agravar la crisis de seguridad, entre ellas, ‘Baz Pilat (Base o Cuartel)’, que tiene su centro de operaciones en la región de Martissant, una zona estratégica que conecta Puerto Príncipe con el sur del país.
A su líder, Ezéchiel Alexandre, alias ‘Ze’, lo arrestaron en junio de 2022, pero esto no impidió a la banda continuar con sus actividades delictivas y ejercer un relevante control sobre las rutas de transporte, donde imponen peajes ilegales y extorsionan a los conductores.
Sus acciones bloquearon el suministro de alimentos y bienes básicos a amplias regiones.
Amo y señor del territorio haitiano
‘Chen Mechan (Perros Malos)’ es otra de las bandas más temidas y violentas, que opera en el distrito de Bel Air, uno de los más conflictivos de la capital.
Se dedica principalmente a secuestros, extorsión y ataques armados. Es responsable de algunos de los incidentes más violentos del último año, incluyendo incendios de viviendas para forzar desplazamientos.
La pandilla ‘Kraze Barye (Rompe Barreras)’ es otra de las más poderosas de Puerto Príncipe. A su líder, Vitelhomme Innocent, le buscan las autoridades haitianas y las estadounidenses.
La banda domina amplias zonas del centro de Puerto Príncipe y se enfrentó en muchas ocasiones directamente con las fuerzas de seguridad.
Sus actividades incluyen el contrabando de armas, narcotráfico y ejecuciones extrajudiciales, como muestra de poder.
Desde el magnicidio del presidente Jovenel Moïse en 2021, Haití está en una espiral de caos. La población, sumida en una crisis perpetua, enfrenta una pobreza extrema, una violencia desenfrenada y una inestabilidad política que parecen no tener fin.
Por su parte, la misión de la ONU pidió redoblar los esfuerzos para el restablecimiento de la paz social.
Por RT