La industria farmacéutica, una de las más poderosas a nivel global, se ve de nuevo bajo la mira del controversial presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump, firmó una nueva orden ejecutiva con el objetivo de reducir significativamente el costo de los medicamentos recetados en el país.
Esta acción reafirma su compromiso previo durante su administración anterior e introduce nuevas medidas para obligar a las compañías farmacéuticas a ajustar sus precios.
Uno de los aspectos más destacados de esta nueva orden es la exigencia de una reducción mínima del 30% en los precios de los medicamentos esenciales, tomando como referencia precios internacionales y eliminando intermediarios financieros que inflan los costos al consumidor final.
La orden ejecutiva de mayo de 2025 establece un conjunto de disposiciones para forzar a las compañías farmacéuticas a reducir los precios de los medicamentos cubiertos por los programas federales Medicare y Medicaid. Entre las principales medidas se incluyen:
- – Aplicación del modelo de ‘Precio de Nación Más Favorecida’, tomando como referencia los precios más bajos pagados por otros países desarrollados.
- – Eliminación o limitación del margen de ganancia de intermediarios conocidos como ‘pharmacy benefit managers’ (PBM).
- – Incentivos a la producción nacional de medicamentos genéricos y esenciales.
- – Imposición de sanciones financieras a las farmacéuticas que no cumplan con los nuevos estándares de precios.
¡Estados Unidos es la meca del capitalismo y de las políticas neoliberales donde una de las “buenas prácticas comerciales»! es dejar que el mercado regule los precios, por lo que esta orden ejecutiva parece un contrasentido, por lo que consideramos que esta nueva orden ejecutiva representa un desafío económico importante para la industria farmacéutica.
De nuevo bajo la mira
Al obligarlas a reducir precios en un mercado tan lucrativo como el estadounidense, las empresas se enfrentan a una potencial pérdida de ingresos anuales significativos. Esto podría desencadenar:
- – Reducción en presupuestos de investigación y desarrollo (I+D).
- – Reestructuración de cadenas de suministro y estrategias de precios a nivel global.
- – Aumento de litigios y presión de grupos de lobby contra el gobierno federal.
Sin embargo, también podría incentivar la eficiencia operativa, la innovación en la producción de genéricos y el fortalecimiento de modelos de negocio más sostenibles.
Desde una perspectiva de salud pública y justicia social, los beneficios para la población son evidentes. La reducción directa del 30% en los precios implicaría:
- – Mayor accesibilidad a medicamentos esenciales, especialmente para adultos mayores y personas con enfermedades crónicas.
- – Disminución del gasto de bolsillo en tratamientos prolongados.
- – Mejora de la adherencia terapéutica y resultados clínicos positivos a largo plazo.
- – Alivio económico para los sistemas estatales de salud y los asegurados del Medicare y Medicaid.
De nuevo bajo la mira
La otra cara de esta moneda son las implicaciones para el mercado mundial de esta nueva orden ejecutiva, que es un poco mas amplia que la del mandato anterior de Trump en el 2020 y es que de tener éxito en la implementación de esta orden ejecutiva tiene el potencial de transformar el mercado farmacéutico mundial.
Al establecer precios de referencia más bajos en el mercado estadounidense, las farmacéuticas podrían aumentar los precios en otros países para compensar las pérdidas, afectando especialmente a regiones como América Latina. Para la República Dominicana, las posibles repercusiones incluyen:
- – Incremento en los precios de importación si las farmacéuticas trasladan el impacto a mercados secundarios.
- – Necesidad de fortalecer políticas regulatorias y estrategias de negociación de precios.
- – Oportunidad para impulsar la producción nacional de medicamentos y el uso de genéricos como mecanismo de contención.
De nuevo bajo la mira
En resumen, este cambio en la política de precios de EE.UU. podría desencadenar un reequilibrio en la cadena global de valor farmacéutico.
Sin duda su implementación afectará de manera directa a la industria farmacéutica global, pero tiene el potencial de mejorar el acceso a medicamentos esenciales para millones de personas. América Latina, y en particular la República Dominicana, deben prepararse para responder estratégicamente a los posibles cambios en la dinámica internacional del mercado farmacéutico.
Ojala las autoridades locales responsables de la definición de la política nacional de medicamentos y la industria local desde ya estén analizando los posibles impactos de esta nueva orden ejecutiva de Trump, y al ritmo que llevamos pienso que deberían las Instituciones de educación superior en colaboración con el Ministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología crear un observatorio de las medidas ejecutivas de Trump para que desde este espacio analizar las mismas y orientar al gobierno de como tomar medidas para mitigar su impacto si lo tuvieran y/o aprovechar ventajas comparativas si las hubiere.
Por Rafael Montero
Salubrista, investigador, experto en seguridad social y gestión de proyectos docente de la Escuela de Salud Pública, FCS/UASD y candidato a decano 26/30