Luego de tragedia ocurrida en la discoteca Jet Set de Santo Domingo, mucho se especula sobre las posibles formas de resarcir de algún modo el daño causado a los familiares de las víctimas, sin que hasta ahora se visualice ninguna solución concreta.
Mientras algunos dicen que se constituirán en parte civil para demandar, otros exigen la cabeza del dueño del destruido e icónico centro de baile, en tanto que algunos expertos en leyes afirman que nada de esto prosperará.
Sin embargo, a pesar de que allí había personas de todos los niveles sociales, sólo se escucha la voz y los testimonios de aquellos que buscan de alguna manera exigir la indemnización económica, que aunque todos sabemos que no les devolverá a sus seres queridos, les permitirá sentir un alivio dentro de la justicia humana.
Asimismo y como si la muerte no fuera el final, la sangre de los que quedaron atrapados entre las paredes negras del Yet Set, también clama a una sola voz por la verdad oculta o ignorada de lo que realmente pasó aquella oscura y tenebrosa noche.
En tanto, éste, al parecer, será otro caso más de aquellos cuyos expedientes permanecen archivados en la memoria selectiva del olvido que padece la Republica Dominicana cuando de dinero y poder se trata.
Daño causado a los familiares de las víctimas
No obstante, mientras los de a pies gritan y los medios de comunicación y redes sociales sacan su mejor provecho, soy de las que crees que lo único que brindará un poco de esperanza es la posibilidad de que se haga justicia, que aquellos de poder también afectados den el primer paso hacia el esclarecimiento de este caso y sus posibles consecuencias.
Dicho de otra manera y de forma más directa, mientras los apellidos sonoros y de poder, entre los que se encuentran los Grullón y los Estrella, entre otros, no se pronuncien y asuman una posición con relación al caso, todo continuará en la nebulosa que acostumbra arropar a muchas de las tragedias ocurridas en República Dominicana, en la Quisqueya que ya no es tan bella.
Entiendo que sólo ellos, pueden destapar la caja de pandora de las que tanto hablaba Joaquín Balaguer y que pone de manifiesto los males que rodean tan terrible tragedia y las razones son bien sabidas en un sistema en donde sólo los poderosos mueven el poder.
Sea pato o gallareta, culpable o inocente, destino o designio, es necesario que los afectados de las altas esferas eleven su voz, para que el techo de la impunidad se derrumbe y, aunque sea por una vez en la vida, los dominicanos sintamos que todavía existe la probabilidad de que por lo menos toda esa sangre derramada servirá para cambiar el destino de un país politiquero, acostumbrado a vender hasta la conciencia por unas cuantas monedas de oro.
Por Lina Paulino, periodista y psicóloga clínica
