¿Quién es Roberto Rímoli? Es un psicólogo, comunicólogo, publicista, escritor, profesor universitario y hombre público que goza de alto crédito social, por su acrisolada conducta ética exhibida durante décadas tanto en su país, República Dominicana, como en territorio norteamericano, de forma muy particular en Puerto Rico.
A Rímoli se le considera ser uno de los mejores psicólogos de la región. Adicionalmente, sus amplios conocimientos en comunicación social (con múltiples estudios de postgrados en universidades nacionales y extranjeras), lo han llevado a escribir un libro intitulado “Dualidad perceptual-comunicativa: cualidades personales/imagen vs programas políticos y su énfasis convergente en las campañas electorales”.
Agradezco la dedicatoria de su importante obra. Es de este tipo de libros que motiva a una lectura obligada, sobre todo por el momento político que vive nuestro país, pues acaban de celebrarse elecciones municipales y ahora nos abocamos a un certamen de carácter presidencial, donde nos saturan con vocablos como imagen, percepción, campaña, programa, discurso, oferta…Es un texto de 109 páginas, el cual consta de diez capítulos, cada uno excelentemente abordado y concatenado magistralmente con el anterior.
Es una obra pedagógica, con un lenguaje generalmente llano, aunque con algunos conceptos especializados que motivan la consulta del diccionario, para alcanzar un entendimiento más satisfactorio de los temas desarrollados por el autor.
En una época como en la que vivimos, con grandes avances tecnológicos y con un enorme impacto de los medios de comunicación social y las redes sociales en los electores, es para dotarnos de los conocimientos mínimos en materia de marketing político, imagen y percepción en el marco de una campaña electoral.
En buen momento el doctor Roberto Rímoli le hace este invaluable aporte a la población, al ofrecernos su segunda edición de esta exquisita obra, con gran demanda en países del continente e inclusive de Europa.
¿Quién es Roberto Rímoli?
Con este aporte Rímoli nos enseña, inclusive, a conocer la psicología de los electores. Un candidato que no tenga idea de las inquietudes de la gente, que a fin de cuentas es la que tiene el poder de elección, está en una evidente desventaja con relación a aquellos que saben conectar con el público, no solo por razones de carisma, sino por formular propuestas programáticas atractivas y encaminadas a dar solución estructural a los problemas sociales y económicos, entre otros, que aquejan a la sociedad.
Naturalmente, hay candidatos demagogos, que ofertan de todo, a sabiendas de que no cumplirían mínimamente la palabra empeñada.
El candidato debía procurar inspirar confianza en la gente y esa confianza se logra con buena reputación pública, con fama de cumplidor y con un discurso persuasivo, mediante el lenguaje llano y directo.
Es la primera vez que en un libro se aborda un conjunto de temas que resultan ser una especie de simbiosis entre la psicología y la comunicación –y adaptado al campo político— para enseñar al lector aspectos vitales de una campaña electoral.
Un candidato puede ser una buena opción, porque cuente con virtudes como la solidaridad, por ejemplo, pero no solo basta con ser solidario, también tiene que aparentarlo y saber ofertar esa percepción.
Sin embargo, el elector también tiene que aprender a discernir entre el solidario real y el que simplemente lo aparenta, por hacer donaciones circunstanciales, es decir, con motivo de una campaña electoral.
Ya lo dijo Gustave Flaubert –y el suscito no había nacido–: “La fraternidad es una de las más bellas invenciones de la hipocresía social”.