Dios quiere que lleguemos a tener una vida de éxito y plenitud. Pero en el momento en que olvidamos para quién estamos trabajando, es el momento en que nuestro mayor éxito se convierte en nuestro fracaso.
Satanás no ha presentado nuevas tentaciones en miles de años. Está usando las mismas tentaciones básicas una y otra vez con otro camuflaje. He aquí las tres tentaciones de las que tenemos que guardarnos.
Los deseos de la carne: Es la tentación de sentir las pasiones descontroladas de la carne. Demasiado placer por las redes sociales, la comida, el alcohol, las drogas o cualquier otra cosa que produzca placer desmedido de la carne.
Éxito se convierte en nuestro fracaso
Los deseos de los ojos: Es la tentación de tener posesiones que termina en el materialismo como prioridad en nuestra vida. Cuando encuentras el éxito financiero, empiezas a querer más. El antídoto contra los deseos de los ojos o el materialismo es la generosidad.
En Hebreos 13:16 dice “Y no se olviden de hacer el bien ni de compartir lo que tienen con quienes pasan necesidad. Estos son los sacrificios que le agradan a Dios”. Cada vez que damos, rompemos el control del materialismo sobre nuestras vidas.
La vanagloria de la vida: Es la tentación del orgullo de la vida que se enfoca en el ego de una persona. Quiero ser admirado por lo que tengo y hago. La vanagloria apunta a la posición de una persona.
El antídoto para esta tentación es la integridad. En el Salmos 139:23 dice “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan”. Si permito que Dios me examine podré combatir los deseos de la carne.
En 1 Pedro 5:6 dice “Así que humíllense ante el gran poder de Dios y, a su debido tiempo, él los levantará con honor”.
El antídoto para la vanagloria es la humildad. Humildad es reconocer que todo es pura gracia y misericordia de Dios. Al hacer esto estarás ganando la batalla contra la vanagloria.
Concepto importante
No hay duda que Dios quiere que tengamos éxito y plenitud en la vida. Igualmente, no hay duda de que nuestro enemigo, satanás, tiene las armas listas para engañarnos y desviarnos de los propósitos de Dios.
El hedonismo establece el placer como fundamento de la vida y con esto se inicia una espiral hacia el fracaso de una persona. Caer en el materialismo y el secularismo es una fórmula que garantiza una vida sin sentido.
Si quieres el poder, la bendición y la unción de Dios debes construir tu vida sobre la base de la integridad, la humildad y la generosidad. Es el único antídoto que servirá para contrarrestar las artimañas de satanás en nuestra vida.
Motivo de oración
Señor Jesús hoy vengo delante de ti reconociendo que he caído presa de los deseos de la carne, de los ojos y la vanagloria.
Hoy te pido perdón por ello y te ruego que me llenes de tu presencia, con humildad, generosidad e integridad.
Por Arnold Enns