Con la honrosa excepción de Chile y Argentina, no han pagado por los actos horrendos, incluyendo crímenes de lesa humanidad, injustificado y desmedido enriquecimiento y decisiva participación en la desestabilización de gobiernos desafectos a Estados Unidos y en golpes de Estado.
-“Nunca estaré de acuerdo con la política de restarle poder a los militares en América Latina. Ellos son centros de poder sujetos a nuestras influencias. Los otros, los intelectuales, no están sujetos a nuestra influencia”. Richard Nixon. Consejo de Seguridad, 6 de diciembre de 1970.
– “Cuando miro hacia atrás, pienso que podría darle clase a Al Capone, con la diferencia de que él opera en tres distritos y yo operé en tres continentes”. General Smedley D. Butler, 26 de mayo de 1933
Desde la etapa en cierne, y durante todo el proceso de forjarse como imperio, hace casi doscientos años, los altos mandos militares, los cuerpos del orden y los organismos de seguridad en América Latina y El Caribe, han sido entrenados, educados, inspirado e instrumentalizados para que los países y gobiernos de la región “cooperen” con los Estados Unidos.
La República Dominicana es un vergonzoso, lacerante e indignante ejemplo de lo indicado en el párrafo anterior, país en el que durante 31 años de dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina, y en el interregno de la decapitación de la tiranía, y arribo al poder del más fiel discípulo del trujillismo, el doctor Joaquín Balaguer, teniendo como punta de lanza a los militares, se produjeron dos intervenciones militares gringa, se cometieron los más horrendos crímenes, que estremecieron la conciencia nacional.
Desestabilización de gobiernos desafectos
Es a partir de esa “orientación”, instrucción, aprendizaje y enseñanza, consignada en la llamada Doctrina de Seguridad Nacional, que de acuerdo a Jorge Majfud, en su libro “La Frontera Salvaje” se definen “ciertas acciones de política exterior de Estados Unidos tendente a que las fuerzas armadas de los países latinoamericanos asumieran la labor de frenar los procesos revolucionarios de sus países utilizando métodos sistemáticos de violencia, provocando un terrorismo de estado”.
Impotente, el presidente de Guatemala, Jacobo Árbenz, ante la inminencia de su derrocamiento sólo le quedó exclamar que “quizás el más grande de los errores que cometí fue la confianza total que tenía en el Ejército de Guatemala, y el haber transmitido esta confianza al pueblo y a las organizaciones populares. Pero nunca me imaginé que, ante un caso de agresión extranjera, en que estaba en juego la libertad de nuestra patria, su honor y su independencia, el Ejército podría traicionarnos”.
De acuerdo a los manuales de instrucción desclasificados en 1996, los entrenamientos de los ejércitos y cuerpos del orden en la región latinoamericana y caribeña, incluían técnicas de contrainsurgencia, operaciones de comando, tiro blanco, guerra psicológica, inteligencia militar y táctica de interrogatorio, además de instrucciones sobre la aplicación de tortura, extorsión y ejecución sumaria.
Dictadas por Estados Unidos, impartidas en la escuela de estado mayor, involucrado con la honrosa excepción de Chile y Argentina, no han pagado por los actos horrendos, incluyendo crímenes de lesa humanidad, injustificado y desmedido enriquecimiento y decisiva participación en la desestabilización de gobierno desafectos a Estados Unidos y en golpes de estado.
Desestabilización de gobiernos desafectos
Frases delatan visión de Estados Unidos sobre militares de América Latina
“He servido en la Marina por 33 años hasta llegar a General y durante todo ese periodo he pasado la mayor parte de mi tiempo siendo el músculo de Wall Street y de los grandes negocios… En pocas palabras, he sido un mafioso del capitalismo… Nunca tuve tiempo para detenerme a pensar hasta que me retiré del servicio… Como cualquier militar, mi mente estaba suspendida y ocupada en cumplir órdenes…
“Cuando miro hacia atrás, pienso que podría darle clase a Al Capone, con la diferencia de que el opera en tres distritos y yo operé en tres continentes”. General Smedley D. Butler, 26 de mayo de 1933
“En América Latina, los ejércitos son las instituciones más importantes, por lo que es necesario mantener lazos con ellos. El dinero que les enviamos es dinero tirado por el cano en el sentido estrictamente militar, pero es dinero invertido en un sentido político”.
El Senador John F. Kennedy, Senador de Estados Unidos, Estados Unidos, 10 de junio de 1959.
“Nunca estaré de acuerdo con la política de restarle poder a los militares en América Latina. Ellos son centros de poder sujetos a nuestras influencias. Los otros, los intelectuales, no están sujetos a nuestra influencia” …………
Richard Nixon. Consejo de Seguridad, 6 de diciembre de 1970.
Por Rafael Méndez