Redacción (Agencias).- Con un multitudinario desfile fluvial de más de 200 embarcaciones, la Cumbre de los Pueblos inició en Belém do Pará, Brasil, reuniendo a más de mil organizaciones sociales del mundo en defensa de la Amazonia y la justicia climática.
Considerado la mayor movilización social en paralelo a la XXX Conferencia de Naciones Unidas sobre el Clima (COP30), el foro tiene como meta reafirmar que la respuesta a la crisis climática no está en las corporaciones ni en los gobiernos, sino en las comunidades que habitan los ríos, los bosques y las periferias.
Bajo el lema «La solución nace del pueblo», los participantes impulsan una agenda en defensa del llamado pulmón del mundo y de la soberanía de los pueblos tradicionales frente a lo que denominan «falsas soluciones climáticas».
Entre las voces más esperadas estuvo la del legendario líder indígena brasileño Raoni Metuktire, de 93 años, símbolo mundial de la defensa ambiental.
Tras encabezar una caravana que recorrió tres mil kilómetros de selva y río, el jefe Kayapó llegó a Belém, junto a más de 300 representantes de pueblos originarios, campesinos y ribereños.
«Si continúan destruyendo la selva, extrayendo petróleo y abriendo carreteras sobre nuestras tierras, no solo sufriremos nosotros, sino toda la humanidad», alertó el cacique, quien también reclamó al presidente Luiz Inácio Lula da Silva acciones concretas contra megaproyectos como el ferrocarril Ferrogrão.
La procesión naútica partió desde la Universidad Federal del norteño y amazónico estado de Pará —sede de la cumbre— hasta Vila da Barca, una comunidad construida sobre pilotes que refleja los contrastes de la región: abundancia natural y pobreza estructural.
Inició en Belém do Pará
Desde sus muelles, pescadores artesanales denunciaron los efectos del cambio climático, la contaminación y la falta de políticas públicas.
«Nuestros ríos están enfermos, y con ellos nuestra forma de vida. Queremos territorios demarcados, protección durante la veda y respeto a nuestro trabajo», reclamó Vlademira Pimentel, pescadora del municipio de Alenquer.
El carácter simbólico de la travesía reafirmó la importancia de los afluentes como fuente de vida y comunicación entre pueblos.
Según Elane Barros, del Movimiento de Personas Afectadas por la Minería, «los ríos unen lo que el capital pretende separar; son arterias vivas que sostienen nuestras luchas y respuestas reales frente al colapso climático».
Delegaciones internacionales, como la de la organización International Rivers, también se sumaron a la jornada, destacando que los impactos ambientales se repiten en distintas latitudes.
Hasta el 16 de noviembre, la Cumbre de los Pueblos ofrecerá un amplio programa de debates, ferias, expresiones culturales y una marcha unificada por las calles de Belém.
El evento culminará con un gran banquete comunitario dedicado a las poblaciones más vulnerables.
Por Prensa Latina



