viernes, junio 6, 2025
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El Colegio Dominicano de Periodistas y la institucionalidad secuestrada

Las asambleas ordinarias del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) se convirtieron, con el paso del tiempo, en escenarios más simbólicos que sustantivos y en lugar de generar debates que impulsen cambios reales, se repiten rutinas y se presentan informes similares a los de años anteriores, con mínimas variaciones en cifras o lenguaje.

Estos encuentros, únicos espacios donde los miembros son convocados con derecho a expresar su opinión, suelen estar condicionados por una cultura institucional donde las voces críticas encuentran poca apertura.

Estos encuentros, únicos espacios donde se convoca a los miembros con derecho a opinar y proponer mejoras, suelen estar marcados por una cultura institucional contradictoriamente poco abierta a la crítica.

Cualquier planteamiento que cuestiona las posturas oficiales suele interpretarse como una amenaza a los intereses del Comité Ejecutivo, frecuentemente respaldado por un séquito que actúa como filtro de las ideas disidentes.

Durante la reciente asamblea, convocada con el objetivo de presentar informes, definir la fecha de elecciones y escoger la Comisión Electoral, se sumó también el tradicional «punto libre», donde se discuten temas no contemplados formalmente en la agenda.

Tras escuchar los informes de los actuales presidentes del CDP y del Instituto de Previsión y Protección del Periodista (IPPP), surgieron inquietudes entre varios participantes.

En lo personal, no pongo en dudas la veracidad de los datos presentados, pero sí albergo reservas razonables sobre la capacidad técnica y conceptual de quienes los elaboran.

Es legítimo preguntarse ¿el CDP y sus dependencias cuentan con las herramientas y conocimiento suficientes para producir documentos que cumplan, al menos mínimamente, con criterios de claridad, transparencia y sostenibilidad?

Aurelio Henríquez destacó la defensa institucional de periodistas acusados por otro colega, pero el enfoque fue claramente parcial. ¿No debería el CDP actuar con mayor equilibrio y vocación conciliadora?

También abordó los premios al mérito periodístico, donde siguen ignorándose profesionales de larga trayectoria. Una contradicción que urge corregir si se quiere valorar realmente el oficio.

Escenarios más simbólicos que sustantivos

Se habló de actualizar expedientes de miembros, lo que plantea una inquietud: ¿participaron en elecciones anteriores colegas con expedientes incompletos?

El informe económico del IPPP generó dudas, sobre todo por la aparente exclusión de la tesorera, quien además aspira a seguir representando al movimiento oficialista. Para muchos, esto representa una irregularidad preocupante.

En general, las asambleas del CDP se han vuelto representaciones cíclicas, con discursos estancados que poco contribuyen a una renovación institucional.

Algunos actores parecen aferrados a esquemas del pasado. Y como dice el refrán: “no se puede navegar hacia el futuro con anclas del pasado”, menos si están corroídas.

El CDP no logra modernizar sus procesos ni abrirse a nuevas ideas. Su estructura sigue siendo rígida, poco clara y excluyente.

Esta crítica no busca desmeritar el esfuerzo de muchos, sino invitar a una reflexión urgente: liberar la institucionalidad y construir un Colegio más inclusivo, transparente y moderno.

Por Yris Neida Cuevas Amador

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