Un brote de sarampión sin precedentes en casi tres décadas encendió las alarmas en Estados Unidos, especialmente en Texas, donde al menos 48 personas han sido infectadas, principalmente en el condado de Gaines.
Este brote, que ha resultado en la hospitalización de 13 pacientes, en su mayoría niños, se atribuye a las bajas tasas de vacunación en la región, exacerbadas por la desinformación y la disminución de la cobertura vacunal desde la pandemia de COVID-19.
El problema en Texas es que en ese condado hay una población grande de menonitas que se niegan a vacunar a sus niños y la cobertura de vacuna contra sarampión anda en los 80%. De hecho, el brote actual no se limita a Texas.
Otros Estados como Nuevo México, Alaska, Georgia, Nueva York o Rhode Island han reportado casos este año.
Las autoridades sanitarias de Nuevo México confirmaron recientemente un caso en un adolescente que no había viajado a Texas, lo que aumenta la preocupación por la propagación en la comunidad.
Hasta ahora, 13 pacientes en su mayoría niños en edad escolar recibieron hospitalización y muchos de ellos necesitaron cuidados intensivos.
Se cree que el brote incluye casos que no se han reportado y las autoridades estiman que entre 200 y 300 personas podrían estar ya infectadas, pero no se han realizado pruebas.
El condado de Gaines tiene una de las coberturas de vacunación más altas de Texas.
Brote de sarampión
Los datos estatales muestran que el año pasado solo el 82% de los alumnos de primaria de la zona recibieron la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (también conocida como “triple vírica” o SPR), muy por debajo del objetivo federal del 95 %.
En las escuelas privadas y las comunidades que educan en casa, la tasa de vacunación es aún más baja.
El sarampión es uno de los virus más contagiosos. Se propaga a través de las vías respiratorias y puede permanecer en el aire durante horas después de que una persona infectada tosa o estornude.
Los síntomas suelen aparecer una o dos semanas después de la exposición e incluyen fiebre, tos, secreción nasal y ojos rojos, seguidos de una característica erupción roja.
Aunque la mayoría de las personas se recuperan, el sarampión puede provocar complicaciones graves, como neumonía, inflamación cerebral e incluso la muerte.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), una de cada cinco personas no vacunadas que contraen sarampión recibirá hospitalización.
Para los niños pequeños y las personas con sistemas inmunitarios debilitados, la enfermedad puede ser especialmente peligrosa.
El aumento de las bajas coberturas de vacunación en Texas y en el resto de Estados Unidos está suscitando preocupación entre los expertos en salud pública.
Brote de sarampión
En todo el país, las tasas de vacunación disminuyeron desde la pandemia y la cobertura es ahora inferior al 93 %.
Se calcula que 280.000 niños en edad preescolar carecen de documentación sobre la vacuna triple vírica.
La ley de Texas, uno de los estados más liberales, obliga a vacunar a los niños en las escuelas públicas, pero permite exenciones por “razones de conciencia”, incluidas las creencias religiosas.
En el condado de Gaines, más del 13 % de los alumnos de K-12 recibieron una exención de la vacuna el año pasado, una de las tasas más altas del Estado, ligado todo esto aparentemente relacionado con la existencia de una comunidad religiosa lo que posiblemente afecta las coberturas de vacunación.
En respuesta al brote, las autoridades sanitarias establecieron centros de vacunación de emergencia, incluidas clínicas de autoservicio en Seminole, la capital del condado de Gaines.
Los CDC enviaron 2.000 dosis de la vacuna triple vírica a Texas, pero la mayoría se utiliza para proporcionar dosis de refuerzo en lugar de llegar a la población no vacunada en absoluto.
Brote de sarampión
Datos de la tendencia del sarampión en Estados Unidos reportan varios brotes al año, sin embargo, el actual despertó mas preocupación, vinculado probablemente a algunas declaraciones sobre las vacunas de Robert F. Kennedy Jr., a quien nombraron recientemente secretario de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, un crítico de las vacunas infantiles.
Su controvertida postura sobre la inmunización suscita el temor de que aumente el escepticismo sobre las vacunas, lo que provocaría más brotes de enfermedades prevenibles.
Dada la estrecha relación entre Estados Unidos y la República Dominicana, con un flujo constante de visitantes norteamericanos, así como la constante movilidad de la diáspora residente en el país norteamericano es imperativo que las autoridades dominicanas refuercen las medidas de vigilancia epidemiológica.
La alta contagiosidad del sarampión y la posibilidad de viajeros infectados subrayan la necesidad de mantener altas tasas de vacunación en la población local y ejecutar controles sanitarios rigurosos en puntos de entrada al país.
El Ministerio de Salud Pública debe intensificar las campañas de concienciación sobre la importancia de la vacunación y garantizar la disponibilidad de vacunas para prevenir un posible brote en territorio nacional.
La colaboración entre agencias de salud, el sector turístico y la comunidad es esencial para proteger la salud pública y evitar la propagación de esta enfermedad prevenible.
Más vale prevenir que lamentar, no es para alarmar a la población, pero es necesaria la vigilancia permanente del fenómeno en Estados Unidos.
Por Rafael Montero