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Latinoamérica tendrá nubarrones económicos y recuperación postergada en 2024

Redacción (Agencias).- En 2024 el crecimiento económico previsto para América Latina será todavía menor que en 2023. Crecerá poco el próximo año: apenas un 1,9 por ciento, es decir, menos que el magro 2,4 por ciento de 2023.

Así lo anticipa el Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2023 publicado la segunda semana de diciembre por la Conferencia Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Esta perspectiva de bajo crecimiento tendrá al menos tres efectos: menor creación de empleo; marcada persistencia del trabajo informal e incremento de las diferencias salariales entre hombres y mujeres, en detrimento de éstas.

Según la Cepal, se estima que en los próximos doce meses América del Sur padecerá “una desaceleración del crecimiento regional” con respecto a los niveles de 2023: 1,4 por ciento versus 1,5 por ciento.

Por su parte, Centroamérica y México un 2,7 por ciento versus 3,5 por ciento, mientras que el Caribe (sin incluir Guyana), 2,6 por ciento versus 3,4 por ciento.

Este decline prolonga una tendencia decreciente bien marcada con respecto a 2022, cuando estas tres subregiones crecieron 3,8, 4,1 y 6,4 por ciento, respectivamente.

En cuanto al mercado de trabajo, el número de personas ocupadas en 2023 creció solo un 1,4 por ciento, lo que representa una reducción de cuatro puntos porcentuales con respecto al 5,4 por ciento de 2022.

Crecimiento económico previsto

Las perspectivas para 2024 son aún más alarmantes ya que el número de ocupados aumentaría sólo el uno por ciento.

Según la Cepal, organismo regional dependiente de las Naciones Unidas, estas proyecciones para 2024 reflejan no solo el bajo dinamismo del crecimiento económico, sino también del comercio global, “lo que se traduce en un limitado impulso desde la economía mundial”.

Adicionalmente, su Balance Preliminar 2023 señala el “limitado espacio interno de la política fiscal y monetaria que enfrentan los países de la región”, en gran medida debido al impacto de la inmensa deuda pública.

Por otra parte, aunque la inflación (como tendencia continental) ha disminuido, las tasas de interés que definen las economías de los países desarrolladas no se han reducido.

Esto significa que los costos de financiamiento se hayan mantenido en niveles elevados durante todo el año 2023 y se espera que continúen así durante los próximos años, lo que penaliza a los países del Sur.

Economía mundial en baja

Según la Cepal, el crecimiento de la economía mundial también experimentará un decline: de 3,0 por ciento en 2023, a 2,9 por ciento en 2024. Algo para tomar muy en cuenta si se recuerda un promedio de 3,8 por ciento entre 2000 y 2019.

En cuanto a los países desarrollados, o de economías avanzadas, todo indica una desaceleración del crecimiento de 1,5 por ciento en 2023 y 1,4 por ciento en 2024, muy por detrás del 2,6 por ciento en 2022.

Indicadores que se ubican en un contexto internacional marcado por un desempeño mejor que el proyectado de los Estados Unidos, pero peor que el previsto en la Unión Europea. Es decir, del primer y el tercer socio comercial de América Latina.

Con respecto a los precios de las materias primas, los bienes no energéticos han mantenido durante este año la misma tendencia decreciente, con un promedio de 11 por ciento menos que en 2022. Los bienes energéticos (en particular el petróleo), experimentaron un aumento desde la segunda mitad del año; sin embargo, se mantendrán un 21 por ciento por debajo de los niveles promedio en 2022.

También otros factores internacionales salpican y condicionan a América Latina. Por ejemplo, las políticas monetarias restrictivas en los países desarrollados, así como los altos niveles de inflación, muy por encima de los topes propuestos y del 3,6 por ciento de la década previa a la pandemia.

Crecimiento económico previsto

En el ámbito financiero, las condiciones de financiamiento continúan siendo significativamente restrictivas. De hecho, el nivel actual de restricción no se había visto desde la crisis financiera mundial de 2008-2009.

El endurecimiento de las condiciones financieras refleja la contracción de la liquidez mundial en 2023, que se produjo de manera simultánea en los Estados Unidos, la zona del euro y el Reino Unido, algo que pocas veces se había observado antes.

Por otra parte, como puntualiza la Cepal, dentro de este contexto financiero más restrictivo el nivel de la deuda mundial ha alcanzado un máximo histórico, especialmente en las economías desarrolladas.

Esto, a su vez, ha contribuido a un mayor endeudamiento de los países en vías de desarrollo, incluidos los de América Latina y el Caribe. Inevitablemente, también ha aumentado el riesgo de suspensión de pagos por parte de varios países emergentes.

Dentro de este complejo marco internacional, sin embargo, el bajo crecimiento que se espera de las economías latinoamericanas en 2023 y 2024 habla no solo de un problema coyuntural, sino también de un decline tan consistente como duradero.

Los datos parecen confirmarlo: mientras que el Producto Bruto Interno (PBI) en el período 1951-1979 creció más del cinco por ciento anual, durante 1980-2009 aumentó menos del tres por ciento anual, y de 2010-2024 a no más de 1,6 por ciento.

Por Sergio Ferrari, colaborador argentino de Prensa Latinas

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