Redacción (Agencias).- Una mezcla de ritmos contagiosos, colores vistosos y un estilo particular de bailarlo definen al Gagá, una tradición cultural y religiosa que mezcla catolicismo y vudú, y que miles de dominicanos celebran durante la Semana Santa.
Cuando se habla del “Gagá Dominicano”, este se vincula con África y Haití, de ahí que algunos antropólogos lo describan como “un culto socio-religioso de influencia haitiana, pero cuyos rasgos básicos lo ligan a África”.
Acerca de los vínculos entre África y la tierra de Quisqueya, en particular con esta ceremonia que transporta al público hasta tierras africanas, la sección Escáner de Prensa Latina dialogó con el investigador y artista visual dominicano Geo Ripley.
Al respecto, Ripley afirmó que República Dominicana fue uno de los primeros territorios a los que fueron traídos los esclavos procedentes de la lejana África, quienes vinieron con su cultura, creencias religiosas, música, danzas, y enriquecieron -sin saberlo- el patrimonio inmaterial de este territorio caribeño.
Fue en los bateyes, lugar obligado de asentamiento de esas personas que trabajaban en las plantaciones azucareras, donde se desarrolló esa manifestación religiosa de carácter popular que es el Gagá, y que compartieron con los jornaleros dominicanos desde finales del siglo XIX.
Tradición cultural y religiosa
En el Gagá, la percusión, el baile y las creencias se enlazan como resultado, primero, de la llegada de esclavos africanos a este territorio, y luego, por el contacto con los braceros haitianos que laboraban en los ingenios azucareros.
A decir de estudiosos, es una joya de la transculturación afroamericana en primer lugar, y dominico-haitiano en segundo término, que surge de la combinación de cultos como el católico y el vudú.
“Se trata de una celebración muy particular que tiene lugar en Semana Santa asociada al proceso de vida-pasión-muerte-resurrección”, explicó a Escáner Ripley, reconocido por su extensa trayectoria en el ámbito de las artes y la cultura dominicana y en el Caribe.
Sobre el particular, comentó que son fiestas que coinciden con los cultos a la fertilidad realizadas al inicio de la primavera en África. “Son cultos, expresó, a la vendimia de la tierra; la tierra da el fruto y la madre provee el hijo, y, en Semana Santa es crucificado el Hijo de Dios en la Tierra: Jesucristo”.
Sobresale en esa celebración la existencia del dios cristiano y los espíritus del Vudú: los loases, que se identifican con santos cristianos.
Al referirse a sus investigaciones sobre la tradición Vudú, indicó que “en el plano material trabajan esas fuerzas africanas bajo la regencia del plano espiritual que provee el santo católico”.
“Para ser un buen vuduista hay que ser también un buen cristiano, y muchos de los trabajos que se mandan a hacer en término de Vudú y en el plano espiritual se ejecutan a través de las iglesias”.
Es una relación muy interesante que se da aquí y por eso nuestras religiones asumen características muy particulares y únicas.
¿Qué ocurre en Semana Santa con la tradición cultural y religiosa?
Para el profesor, el Gagá -en el que las piruetas con machetes y el baile son elementos básicos- se asienta y enriquece en República Dominicana.
“Todo ese proceso de recreación de las imágenes de los santos convertidos en las divinidades africanas crece aquí, acotó, con la gran proliferación de cromolitografías”.
Durante el Gagá -herencia de una expresión africana en honor a la vida-, el Jueves Santo en la noche los personajes propios de ese rito -reinas, músicos, presidente, padrinos y bailadores- lucen prendas coloridas.
De acuerdo con estudiosos del tema, el Jueves Santo es el levantamiento de la silla, un ritual consistente en la reconfirmación de los compromisos o promesas de los participantes, asumidos por períodos de tres a siete años, y que se desarrolla en torno a un palo ceremonial.
Cerca de la medianoche de ese propio día se bautizan los instrumentos, vestuarios y otros objetos a emplear en los recorridos del Gagá; una biblia acompaña a los asistentes en la procesión marcada por sus ritmos y cántico, como parte de las tradiciones procedentes de África y de España.
En esta ceremonia se muestra una especial devoción por la Virgen de la Altagracia, madre espiritual de los dominicanos.
Según relatos costumbristas, previo al inicio del ceremonial, el Martes Santo se prepara “un baño de protección” a base de hierbas y agua con distintas propiedades, un ritual más íntimo que consiste en “cantos devocionales a los seres y santos”, mientras se majan los ingredientes en un pilón.
Concluidos los ruegos a las deidades, “el baño protector se mantiene en el altar de celebración hasta la madrugada del Viernes Santo”, y comienzan los recorridos fuera del batey, hasta el Domingo de Resurrección.
Permanencia y evolución
A juicio del investigador Geo Ripley, con el paso del tiempo el Gagá ha dado paso a celebraciones urbanas, en las que se aprecia una evolución de la vestimenta tradicional a formas más modernas, y en el uso de instrumentos musicales actuales como trompetas y redoblantes de alta tecnología.
Pero ya sea con los tambores originarios, nuevas maracas o los cantos integrados en español, lo cierto es, dijo el entrevistado, que la esencia de esta manifestación musical de contenido religioso se mantiene.
En el caso de República Dominicana, comentó que existe una asociación de dueños de Gagá con más de 70 grupos distribuidos por diferentes puntos de la geografía nacional.
También, indicó, hay tres grupos de Gagá en Nueva York, donde se integran en un momento haitianos, dominicanos, cubanos, centroamericanos y sudamericanos, y que sirve, dijo, de punto de enlace para esa diáspora latinoamericana y africana que está en la ciudad estadounidense.
Los descendientes de la tradición cultural y religiosa
Música, narraciones orales, religiones, danzas, artes culinarias y hasta peinados son algunas de las expresiones de la cultura africana que conservan los descendientes de los primeros africanos llegados a estas tierras.
Investigadores de la herencia africana sostienen que el aporte de los afrodescendientes no está dado solo en su presencia en este territorio caribeño, sino también en su espiritualidad, que comprende el catolicismo popular y el vudú de origen haitiano y dominicano.
También en los ritmos musicales que recrean los más jóvenes como los palos o atabales, las flautas de bambú, las cornetas de hojalata y el tambú que acompaña al Gagá dominicano.
El Gagá es hoy motivo de debate científico y académico en República Dominicana, en tanto esta “danza a la vida” inspira a escritores, pintores, fotógrafos, músicos, antropólogos y otros profesionales.